martes, 17 de enero de 2012

El rodaje (II)

Salimos de Casatejada alrededor de las 11 de la mañana dirección a Toledo, al llegar a Navalmoral de la Mata tomé la autovía E5 dirección Madrid, pero como no me gusta circular por autovía con la moto al llegar a Oropesa tomé el desvío hacia Puente del Arzobispo, cruzamos Puente y nos deviamos hacia Belvis de la Jara, atravesando Azután y Aldeanueva de Barbarrolla. En Belvis paramos a tomar un refresco en una terraza al resguardo del sol que caía a plomo por aquellas tierras, la moto la dejamos aparcada frente al bar, a pleno sol, por lo que cuando volvimos a subirnos a ella, el asiento achicharraba, según avanzaba la mañana el calor era más insoportable, mientras rodábamos por carretera era más llevadero pero cuando veíamos a lo lejos un pueblo y sabíamos que lo teníamos que atravesar a 40 Km. por hora, nos echábamos a temblar, que calor más insoportable.
La carretera era bonita para conducir, las curvas abiertas y enlazadas, algunas tras un cambio de rasante, me hacían emplearme a fondo, pero el paisaje muy seco, la tierra cuarteada por el calor y la falta de agua, salvo los alrededores del embalse de Azután, la vegetación era un espejismo.
Atravesamos Alcaudete de la Jara, Santa Ana de Pusa y los Navalmorales, a esa hora ya el estómago nos pedía el condumio correspondiente, así que en Los Navalmorales le preguntamos al empleado de una gasolinera donde podíamos comer y nos recomendó un restaurante en el siguiente pueblo, Navahermosa. Siguiendo las indicaciones de aquel amable hombre paramos en el polígono industrial que se encuentra al final del pueblo donde nos dispusimos a comer en la terraza del restaurante, a la agradable sombra de un gran emparrado que tiene el el patio de la entrada. Comimos bien y barato, descansamos un buen rato y continuamos viaje hacia Toledo atravesando Gálvez y Polán, ya casi a la entrada de Toledo nos desviamos por la nueva circunvalación para tomar la carretera de Argés donde pasamos esa noche en casa de nuestra hija.
A la mañana siguiente bajamos hasta Toledo y dejamos la moto en el taller para que le hicieran la primera revisión mientras nosotros nos dábamos un paseo. En una hora recogimos a La Sultana, el mecánico nos dijo que estaba perfecta y que la esperaba a los 6.000 km.
Antes de salir hacia Madrid me dirigí a la tienda y encargué un asiento de gel original de Kawasaki para sustituir el que trae de origen. Había comprobado en propias nalgas el único defecto que hasta entonces le había encontrado a la moto, y que con todo el que había hablado me había dicho, que lo que trae de fábrica no es un asiento es un "revientaculos".
Llegamos a Madrid a la hora de comer, pero ya comimos en casa y por la tarde a descansar y reposar las nalgas.


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